¡ Buenos días !
!Estás igual!, que no es cierto, ¿tienes un pacto?, o...
¿cómo lo haces?, son expresiones que dependiendo de quién las dice siempre van
acompañadas de cariño y admiración, en el caso de Amigos y Familia, o de una
mirada de envidia inquisidora irrefrenable por parte de conocidos a quienes no
les importas lo más mínimo pero que no soportan ver lo bien que te trata el
tiempo.
He de reconocer que en mi caso la genética tiene mucha
"culpa", pero no todo es genética. De la misma forma que la
personalidad se va fraguando a lo largo de los años, modelamos nuestro cuerpo
día a día y somos el resultado de lo que queremos ser, ¡no lo dudéis!
Os cuento... tengo una
"imagen" de mí misma con la que me identifico y que me gusta, soy
yo. Hablo en general, no únicamente en lo referente al físico. Bien..., cuando
esa "imagen" se desvía de lo que soy en esencia, sea cual sea la
causa, lo corrijo cuanto antes, porque no me siento a gusto, estoy incómoda, no
soy yo. Me refiero tanto al hecho de haber ganado dos kilos, nunca me permito pasar de ahí, es mi límite, y uno de
mis "secretos"; como al haber tenido un comportamiento o una reacción
desafortunada con alguien, por ejemplo; o al mero hecho de estar "de
bajón".
Si me miro
interiormente, o en el espejo, y "no me reconozco", reacciono.
Este es "mi gran secreto", el más importante. ¡No lo olvides!
Ahora, centrémonos en lo físico... No voy a repetir la lista
interminable de consejos saludables que todos conocemos, solo contaros algunas de
las pocas normas que sigo como un
ritual a diario desde que era adolescente, y os aseguro que uso una treinta y
ocho desde entonces, luego... ¡funciona!:)
Empecemos por pesarnos
todos los días, ¡todos!, a la misma hora y siempre con actitud positiva y
constructiva. No debemos temer a la báscula, todo lo contrario, es nuestra
mejor aliada porque va a ayudarnos a conocer cómo reacciona nuestro cuerpo ante
la alimentación, la actividad y el estado de ánimo. Si analizamos el por qué de
una disminución o de un aumento de peso, estaremos obteniendo conclusiones de
lo que debemos y no debemos hacer. Yo tengo comprobado, por poner un ejemplo,
que si paso la tarde del domingo picoteando y mezclo dulce y salado, gano peso;
cosa que no ocurre si el picoteo es solo de dulces o solo de salado. Esta es
solo una reacción de mi organismo que se ha repetido a lo largo de mi vida como
otras muchas que conozco bien. Y de eso se trata, de conocerse a uno mismo, porque lo que funciona para ti, puede no
hacerlo para mí.
Hagámonos también, socios del club "desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un
mendigo", pero a rajatabla. No necesita más comentarios.
E incorporemos el
ejercicio a nuestra rutina diaria
de la forma que nos sea posible y más cómoda. ¡Hay que hacerlo sí o sí!.
Personalmente, y desde siempre, nada más levantarme me tomo un zumo natural de
naranja pequeño y un kiwi, y mientras se hace el café, hago mi tabla de ejercicios. No me lleva más de
15 minutos, y sí, los tengo en cuenta en la hora a la que suena mi despertador.
Estos quince minutos diarios, más un
paseo a buen ritmo de cuarenta y cinco, por ejemplo antes de cenar, van a
marcar la diferencia entre la flacidez y la firmeza de nuestro cuerpo. Si en
nuestra actividad cotidiana nos movemos bastante, podemos dejar el paseo para
el fin de semana, pero no eliminarlo.
Y poco más... ,siempre digo que no retrocedería en el tiempo
ni un segundo, cuanto menos años... No volvería a los veinte, ni a los treinta,
porque estoy encantada a los cincuenta. ¿Quién quiere volver a luchar en
batallas libradas?
Cada edad trae nuevas ilusiones y nuevos retos. Soy de esas
personas que disfrutan cumpliendo años porque estoy viva y me entusiasma, porque
a pesar de todo..., ¡la vida es
maravillosa!