Buenas noches,
Vivimos en una sociedad en la que los problemas mentales "leves" siguen siendo un tema tabú, bien pensado, me atrevería a decir que ni tan siquiera se consideran un tema importante en sí, y menos aún a tratar.
¿En cuantas familias se habla abiertamente de los posibles trastornos que puedan sufrir?, ¿cuántas de ellas deciden responsabilizarse y tratarlos?, pocas, muy pocas, y lo peor..., lo hacen cuando ya les ha dañado o es demasiado tarde.
Detrás de un comportamiento conflictivo siempre hay una causa, siempre la hay. Yo no soy capaz, por ignorancia, de profundizar en el origen y las consecuencias de patologías complicadas, pero veo a menudo y más de lo que quisiera, de cerca y de lejos otras consideradas desgraciadamente como "normales".
Faltas de respeto de todo tipo, insultos y calumnias dentro de una familia; padres separados y divorciados instigando a sus hijos contra el otro; insultos muy graves y constantes, primero entre la pareja... para pasar después a ser de hijos a padres; hijos que crecen entre el chantaje de unos y la permisividad de otros, hijos que aprenden a ser consentidos maltratadores como sus padres.
Es muy bonito pensar y creer que las crisis familiares de cualquier tipo no deben ser dañinas para ninguno de sus miembros, y que han de resolverse de forma civilzada, ¡claro que sí!, ¿quién no se apunta a eso?, pero señores, la cruda realidad es que a veces detrás de personas aparentemente normales se esconden auténticos monstruos.
Esos mismos monstruos que siguen haciendo su vida cara a la galería durante años mientras martirizan a su pareja y a sus hijos tras su máscara, esos que nunca tienen suficiente con el sufrimiento que causan, esos que continúan alentando día tras día y año tras año a hijos contra padres... Esos, casi siempre cobardes, que esconden la mano mientras tiran la piedra de la instigación y el chantaje seguros de que alguien les pertenece o de que todo en esta vida tiene un precio que hay que pagar. Dementes egocéntricos enfermos...
Pero claro... ¿cómo era?, "sabe más el loco en su casa que el cuerdo en la ajena", y por lo tanto no debemos inmiscuirnos en la de nadie, ¿verdad?, ... y así nos va.
Lo normal es mirar para otro lado cuando no se respeta a otra persona, cuando se la insulta, cuando se la calumnia, cuando se la agrede dentro de su propia familia, ¿tú vas a venir a decirme a mí lo que debo hacer en mi propia casa...? Pues sí, y mil veces sí, porque condenar un maltrato o una muerte, está muy bien, pero no sirve de nada.
No se pueden consentir vejaciones para que nada salga a la luz; no se puede provocar el sufrimiento constante de una persona porque otra ha hecho de ello el objetivo de su vida, porque llegados a este punto consentímos, y lo más grave..., formamos maltratadores.
Este mal está tan enraizado y tan escondido que sólo se ve cuando estalla. No lo ocultemos más por favor, no lo disculpemos, esto es muy grave, y no nos va en ello únicamente nuestra felicidad y nuestra paz, nos va en ello la vida.
Hay que hablarlo, hay que tratarlo, hay que curarlo, y si no fuese posible.. debemos desenmascararlo y denunciarlo. Sí, denunciarlo.
Esto no es simplemente una cuestión de educación y respeto, esto ya es cuestión de vida o muerte.