Buenos días,
Si hay algo que detesto es el hablar por hablar y la falta de palabra, ¡Dios mío no me acostumbro! porque creo en el ser humano y ...caigo incrédula una y otra vez, ...nada, que no escarmiento.
El valor de la palabra dada era, para mí siempre lo será, algo sagrado. Mi padre siempre solía calificar de gentuza a quienes no lo consideraban así sin ningún miramiento. Cuantas veces le he tachado de inflexible por ello..., ¿y saben qué?, ahora yo también estoy en ese bando. ¡Bravo por él y por todas esas personas de palabra, bravo!
Ahora todo ha de hacerse por escrito, y conste que soy defensora de este vicio por la cuenta que nos tiene a todos visto lo visto, pero echo de menos ese gesto de darse un apretón de manos, era tan hermoso y encerraba tantos valores que se han ido perdiendo desembocando en el todo vale.
Pero no, no todo vale, y creo que lo reconozcamos o no en nuestro interior lo sabemos, y la verdad... pobre del que no lo sienta así.
¿Qué es un mundo sin honor?, ¿a dónde vamos sin respeto?, ¿cómo orientarse sin convicciones? Vuelvo a recurrir a él porque no puedo estar más de acuerdo, un mundo así, como bien decía también, es un mundo de bestias, no es humano.
Retomando lo del hablar por hablar..., alucino con la facilidad que se juzgan unas personas a otras, ¡plaffff!, sueltan cualquier barbaridad como por deporte, sin pararse a pensar el perjuicio que puedan ocasionar, e incluso suponiendo que fuese cierto lo que dicen, no le encuentro el atractivo por ninguna parte al hurgar constantemente en la vida de los demás, ¿es que ellos no tienen vida...?, qué patético ¿no?, poooobres.
Hablar por hablar... Lo importante no es lo que se dice, sino lo que no es necesario decir. El silencio no es conformidad, ni rendición, ni tristeza, ni tan siquiera tiene por qué implicar sabiduría, a veces es simplemente... paz.
Si lo que vas a decir no es cierto ni más bello que el silencio... calla. ; )