¡ Buenos días !
Mi origen merengue no estuvo en el fútbol sino en el
baloncesto, entonces el fútbol era secundario. Los equipos y sus jugadores,
fuesen del país que fuesen eran como de casa... Drazen Petrovic, Savonis, Nicos
Galis; y los españoles parte de la familia... Corbalán, Epi, Fernando Martín,
Walter, Solozábal.
Eso era deporte...,
sano y puro deporte.
Mi equipo es y será el Real Madrid, se metió en mi sangre en
los ochenta a través del baloncesto y con él toda su grandeza deportiva. Juego limpio, camaradería, respeto,
admiración, autocrítica... son virtudes intrínsecas a esa época dorada del
deporte.
Porque..., ¿cómo no admirar a Solozábal o a Epi aunque
fueses del Madrid?, ¿cómo no rendirte ante el juego de Drazen Petrovic?, ...era
baloncesto y lo amábamos. Y también a nuestro equipo, ¡claro!, pero ante todo era pasión por el deporte y rivalidad sana.
Supongo que el haber "mamado" de esta forma la
competición, ha hecho que mi actitud ante el fútbol sea idéntica. Es un deporte
que me apasiona tanto o más que el baloncesto entonces.
La emoción y el
entusiasmo van de la mano del compañerismo y la empatía.
Mi Madrid está en mi corazón, y disfruto cuando juega deportivamente
y bien; al igual que me avergüenzo cuando no lo hace; porque por encima del espectáculo está la ética y
el respeto.
Y después de mi Madrid... está el Atlético, de Madrid; y a
continuación el Barça, porque primero
soy madrileña, pero ante todo soy española.
No puedo describir la impresión y tristeza que me causó ver
sufrir y llorar a niños y mayores en San Siro el sábado..., tanto a madridistas
como a atléticos.
Por favor... ¡es un
juego!, apasionante sí, pero un juego... ¡El deporte rey! dicen en Europa,
quizá..., pero es solo, y nada más y
nada menos que eso, deporte.
Cierto que se "sufre" cuando tu equipo pierde,
sobre todo si ha jugado bien. Y te "indigna" aún más cuando lo hace
mal. Pero esos sentimientos, que son humanos, han de permanecer en el ámbito
deportivo, y sobre todo han de quedarse en nosotros poco tiempo, porque no nos
hacen ningún bien ni individual ni colectivamente.
¡Retomemos el
espíritu de los ochenta!, con respeto
y admiración hacia el rival. Los niños son los adultos del mañana, y por
desgracia la vida se encargará de hacerles sufrir y llorar ¡hasta de alegría!
El deporte nos
engrandece, nos perfecciona y sobre todo nos une.
¡Aúpa Atleti! ¡Hala
Madrid! ; )
Me parece genial tu alegato, el deporte debe ser eso " deporte " .yo soy madridistas desde joven, pero respeto y admiro a los demás
ResponderEliminarHola María!, esa es la idea, sobre todo pensando en los niños. En este mundo sobra competitividad y falta camaradería, respeto y empatía.
ResponderEliminarUn besazo y gracias por comentar.