martes, 31 de mayo de 2016

" Mamarlo "


¡ Buenos días !



Mi origen merengue no estuvo en el fútbol sino en el baloncesto, entonces el fútbol era secundario. Los equipos y sus jugadores, fuesen del país que fuesen eran como de casa... Drazen Petrovic, Savonis, Nicos Galis; y los españoles parte de la familia... Corbalán, Epi, Fernando Martín, Walter, Solozábal.

Eso era deporte..., sano y puro deporte.

Mi equipo es y será el Real Madrid, se metió en mi sangre en los ochenta a través del baloncesto y con él toda su grandeza deportiva. Juego limpio, camaradería, respeto, admiración, autocrítica... son virtudes intrínsecas a esa época dorada del deporte.

Porque..., ¿cómo no admirar a Solozábal o a Epi aunque fueses del Madrid?, ¿cómo no rendirte ante el juego de Drazen Petrovic?, ...era baloncesto y lo amábamos. Y también a nuestro equipo, ¡claro!, pero ante todo era pasión por el deporte y rivalidad sana.

Supongo que el haber "mamado" de esta forma la competición, ha hecho que mi actitud ante el fútbol sea idéntica. Es un deporte que me apasiona tanto o más que el baloncesto entonces.

La emoción y el entusiasmo van de la mano del compañerismo y la empatía.

Mi Madrid está en mi corazón, y disfruto cuando juega deportivamente y bien; al igual que me avergüenzo cuando no lo hace; porque por encima del espectáculo está la ética y el respeto.

Y después de mi Madrid... está el Atlético, de Madrid; y a continuación el Barça, porque primero soy madrileña, pero ante todo soy española.

No puedo describir la impresión y tristeza que me causó ver sufrir y llorar a niños y mayores en San Siro el sábado..., tanto a madridistas como a atléticos.

Por favor... ¡es un juego!, apasionante sí, pero un juego... ¡El deporte rey! dicen en Europa, quizá..., pero es solo, y nada más y nada menos que eso, deporte.

Cierto que se "sufre" cuando tu equipo pierde, sobre todo si ha jugado bien. Y te "indigna" aún más cuando lo hace mal. Pero esos sentimientos, que son humanos, han de permanecer en el ámbito deportivo, y sobre todo han de quedarse en nosotros poco tiempo, porque no nos hacen ningún bien ni individual ni colectivamente.

¡Retomemos el espíritu de los ochenta!, con respeto y admiración hacia el rival. Los niños son los adultos del mañana, y por desgracia la vida se encargará de hacerles sufrir y llorar ¡hasta de alegría!

El deporte nos engrandece, nos perfecciona y sobre todo nos une.

¡Aúpa Atleti! ¡Hala Madrid!      ; )

2 comentarios:

  1. Me parece genial tu alegato, el deporte debe ser eso " deporte " .yo soy madridistas desde joven, pero respeto y admiro a los demás

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  2. Hola María!, esa es la idea, sobre todo pensando en los niños. En este mundo sobra competitividad y falta camaradería, respeto y empatía.
    Un besazo y gracias por comentar.

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