martes, 7 de marzo de 2017

Porque era mía



Buenas noches,






Vivimos en una sociedad en la que los problemas mentales "leves" siguen siendo un tema tabú, bien pensado, me atrevería a decir que ni tan siquiera se consideran un tema importante en sí, y menos aún a tratar.

¿En cuantas familias se habla abiertamente de los posibles trastornos que puedan sufrir?, ¿cuántas de ellas deciden responsabilizarse y tratarlos?, pocas, muy pocas, y lo peor..., lo hacen cuando ya les ha dañado o es demasiado tarde.

Detrás de un comportamiento conflictivo siempre hay una causa, siempre la hay. Yo no soy capaz, por ignorancia, de profundizar en el origen y las consecuencias de patologías complicadas, pero veo a menudo y más de lo que quisiera, de cerca y de lejos otras consideradas desgraciadamente como "normales".

Faltas de respeto de todo tipo, insultos y calumnias dentro de una familia; padres separados y divorciados instigando a sus hijos contra el otro; insultos muy graves y constantes, primero entre la pareja... para pasar después a ser de hijos a padres; hijos que crecen entre el chantaje de unos y la permisividad de otros, hijos que aprenden a ser consentidos maltratadores como sus padres.

Es muy bonito pensar y creer que las crisis familiares de cualquier tipo no deben ser dañinas para ninguno de sus miembros, y que han de resolverse de forma civilzada, ¡claro que sí!, ¿quién no se apunta a eso?, pero señores, la cruda realidad es que a veces detrás de personas aparentemente normales se esconden auténticos monstruos.

Esos mismos monstruos que siguen haciendo su vida cara a la galería durante años mientras martirizan a su pareja y a sus hijos tras su máscara, esos que nunca tienen suficiente con el sufrimiento que causan, esos que continúan alentando día tras día y año tras año a hijos contra padres... Esos, casi siempre cobardes, que esconden la mano mientras tiran la piedra de la instigación y el chantaje seguros de que alguien les pertenece o de que todo en esta vida tiene un precio que hay que pagar. Dementes egocéntricos enfermos...

Pero claro...  ¿cómo era?, "sabe más el loco en su casa que el cuerdo en la ajena", y por lo tanto no debemos inmiscuirnos en la de nadie, ¿verdad?, ... y así nos va.

Lo normal es mirar para otro lado cuando no se respeta a otra persona, cuando se la insulta, cuando se la calumnia, cuando se la agrede dentro de su propia familia, ¿tú vas a venir a decirme a mí lo que debo hacer en mi propia casa...?  Pues sí, y mil veces sí, porque condenar un maltrato o una muerte, está muy bien, pero no sirve de nada.

No se pueden consentir vejaciones para que nada salga a la luz; no se puede provocar el sufrimiento constante de una persona porque otra ha hecho de ello el objetivo de su vida, porque llegados a este punto consentímos, y lo más grave..., formamos maltratadores.

Este mal está tan enraizado y tan escondido que sólo se ve cuando estalla. No lo ocultemos más por favor, no lo disculpemos, esto es muy grave, y no nos va en ello únicamente nuestra felicidad y nuestra paz, nos va en ello la vida.

Hay que hablarlo, hay que tratarlo, hay que curarlo, y si no fuese posible.. debemos desenmascararlo y denunciarlo. Sí, denunciarlo.

Esto no es simplemente una cuestión de educación y respeto, esto ya es cuestión de vida o muerte.




7 comentarios:

  1. Cierto. La vida nos enferma de a poco y a algunos mucho más, a veces a grados dignos de reclusión en una institución psiquiátrica.

    Esas patologías mentales residen en nosotros a veces adoptadas y otras veces heredadas.

    Como siempre digo: "Los seres humanos somos la suma de nuestras experiencias", y es por ello que una vez más como es mi costumbre relataré un poco de mis vivencias personales.

    En México, la violencia es mucho más frecuente que en otros países, en 2015 fueron contabilizados 20,500 homicidios dolosos, en 2016 se contabilizaron 22,800 y el 2017 nos depara duplicar esa cifra, eso sin contar los miles de “desaparecidos” que hay cada año. Los hombres en México con mucha frecuencia llegamos a las manos con consecuencias graves, de otra forma te conviertes en víctima de la sorna de los demás y en objeto de más agresiones físicas. "Un macho nunca se raja" (raja = acobarda).

    Dicho lo anterior y viniendo de una familia en la que mi padre fue una figura ausente en su gran mayoría y cuando estaba presente era lo que hoy se diagnostica como bipolar y una madre trabajadora pero con una educación estricta a la antigua y que sus sanciones eran corporales, aprendí a vivir violentamente y desde la escuela me convertí en un hampón que dominaba su sector a base de agresiones, siempre viajando a la oficina del director por múltiples reportes.

    Así las cosas, un día cuando tenía 18 años iba conduciendo y me acompañaba mi madre, en una esquina me hice de palabras con otro automovilista y sin pensarlo me bajé a golpearlo, no voy a dar detalles pero hubo una fractura de rodilla de por medio y demasiados golpes en la cara, me perdí en mis instintos y sentimientos de ira, por un instante no había nada más que mi puño y la cara del otro sujeto, hasta que de repente noté que mi mamá me jalaba del cuello de la camisa y me gritaba "suéltalo por favor, ya déjalo", y no se me olvida la cara de susto o más bien de terror que desfiguraba su semblante habitual.

    Cuando regresé a mi vehículo después de muchas peripecias, mi madre estaba desencajada y me preguntó que porque era así de violento. No podía contestar en ese momento tenía la garganta seca, la quijada trabada y los puños apretados en el volante; pero cuando llegamos a la casa le hice un recuento de todo lo que yo había aprendido de mi padre, de ella, en la escuela, en el deportivo, con mis primos, etc. Era espantoso lo que relaté en cuanto a violencia se refería. Después de los actos violentos que contabicé, pasaron dos cosas: En primer término mi mamá calló y sólo abrió la boca después de un rato para disculparse y en segundo término yo solo caí en cuenta que si no atemperaba mi carácter, algún día iba a terminar cometiendo un homicidio.

    A partir de entonces inició un procedimiento que duró años, muchos años con una infinidad de sesiones con psicólogos para “desaprender” lo que llevaba años acumulando. Tengo 47 y muy rara vez estallo en ira, pero la violencia física ha quedado de lado. Por otra parte no olvidemos que la violencia verbal a veces causa más estragos.

    Sí, se debe denunciar la locura de otros, pero más aún no se debe sembrar la semilla que la reproduce, para ello sólo está la herramienta del ejemplo.

    Yo creo que de músico, poeta y loco, todos tenemos un poco.

    No soy capaz de calificar a otros como enfermos, pero sí creo que el mundo en el que vivimos está loco y como dijera Mafalda de Quino a veces deseo que “Paren al mundo que me quiero bajar”.

    Pásala bien Ana.

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    1. Vaya.. es estremecedor, pero también es el camino a seguir Alberto, porque en tu caso como en el mío fuimos y somos víctimas también y por lo tanto propensos a caer, es más fácil caer que resistir a veces.

      En mi familia, al contrario que en la tuya, y es la primera vez que hablo de esto públicamente ya que tú me abres tu corazón, nunca se reconoció y por lo tanto nunca se trató y aún colea. Sé, sabemos de lo que hablamos, por eso no puedes imaginarte cuanto agradezco tu testimonio. Ojalá cunda tu ejemplo, ojalá Alberto.

      Y pobre del que no tenga un poco de músico, poeta y loco, pero esta es otra locura, una bendita locura...

      Un abrazo enorme.

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  2. Hola Ana,
    Algo se rompió en un momento dado. La humanidad, conforme la civilización tomaba forma, fué rompiendo los equilibrios naturales. A medida que la bestia era dominada, se iba refugiando en rincones cada vez más oscuros. Y ahí permanece.
    Sale cuando se ve acorralada y encuentra un agujero. Y cuando lo hace, arrasa con todo.
    Está bien lo que propones. Es necesario. Pero me temo que a la bestia parda hay que sacarla del agujero a su debido tiempo y con la técnica necesaria, y ahi es donde radica el problema:
    La iniciación del individuo en la "cultura" es deficiente por definición, porque esa cultura no reconoce a la bestia que llevamos dentro. La bestia grande alimenta y educa a la bestia pequeña, y así generación tras generación.

    Tiene arreglo, hasta donde puede arreglarse. Si uno piensa que vivimos en el mejor de los mundos posibles, y que además el mundo va a mejor, entonces este problema se resolverá por sí mismo en unas generaciones. O no.

    Un abrazo / Lolo

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  3. Lo que dices es descorazonador Lolo.

    Comparto tu razonamiento inicial y voy saltando tus párrafos entre el desacuerdo y la comprensión casi a partes iguales.

    Me quedo con que a pesar de todo el mundo va a mejor porque creo firmemente en el ser humano, ¡llámame optimista!, y estoy contigo en que hay que tratarlo con profesionalidad y a tiempo, creo que no hacerlo es nuestro mayor error porque se propaga como la pólvora, y francamente dudo que pueda solucionarse por sí solo. El mundo camina muy desacompasado en este asunto tan serio.

    Muchísimas gracias por tu profundo comentario.

    Un abrazo grande

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  4. Hola Ana...

    verás... te dije que metería algún comentario por aquí... estaba escribiendo uno largo y por tocar sin querer a no sé qué se ha borrado. Así que escribo pero más breve que creo será más acertado también. Casi me dan ganas de no escribir nada pero por aquello de cumplir la palabra que decías en otra entrada....

    Pues brevemente... Algunas notas:

    - Me pareció muy "lineal" entre causa-efecto, por eso de primeras me "chocó". Ahora veo mejor el por qué.

    - Haría hincapié en lo que citas sobre meterse en "lo privado".... Al final odiosa cobardía que son silencios cómplices, consentidores y "lo privado" no es tan privado sino que está en juego mucho de "lo público".

    - Citaría como factor importante esa "semilla" o "ejemplo" del que valientemente hablábais Alberto y tú.

    - No veo "las patologías" como "condición necesaria".

    - Esta sociedad enferma da individu@s enferm@s de alguna forma. Resulta necesario que tomemos conciencia de la importancia de la salud mental, no sólo corporal. Estaría bien tener un/a psicólog@ de cabecera junto al que ya tenemos de medicina general.

    - Citaría como factor muy relevante el sistema neoliberal y heteropatriarcal en el que vivimos, en el que hay una determinada cultura imperante... una cultura donde el dinero cobra más valor que la vida de las personas, donde la importancia de los cuidados quedan invisibilizada, donde se nos enseña a competir en vez de a cooperar, donde se nos enseña a luchar en vez de a convivir...

    Y ya no digo más. Vaya con todo mi respeto mi comentario, aún sabiendo que pueda resultar... "frío y lejano".

    Un beso.

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    1. ¿Frío?, ¿lejano?, todo lo contrario, además no puedo estar más de acuerdo en todo, que no es lo importante, pero es así. Tu comentario ha completado bastante la entrada ya que yo me centré en lo que más me indigna, por eso es genial que nos hayas dado tu opinión.

      Muchísimas gracias, de verdad espero que siempre tengas ganas de aportar tu punto de vista, es enriquecedor, porque yo no suelo hacer una descripción exhaustiva de un hecho, más bien plasmo una reacción sobre algo que me ha inspirado.

      Un beso enorme.

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