martes, 17 de enero de 2017

¿Quién soy yo...?



Buenos días,





¿No les pasa que cuando alguien les confiesa que ha decidido prescindir de una experiencia, totalmente imprescindible a nuestros ojos porque nos llena por completo, sentimos una pena inmensa por lo que, bajo nuestro punto de vista, se van a perder?

De la misma forma que cuesta entender que pasen por otras que zarandearían los pilares de nuestra vida si de nosotros se tratase. "Si de nosotros se tratase...", pero no se trata de nosotros.

Reconozco que por mucha empatía que le eche suelo llegar hasta ahí, pero también es cierto que soy incapaz de traspasar la línea que me separa de prejuzgar y mucho menos de juzgar a nadie por sus decisiones, ¿quién soy yo...?, ¿quién es nadie...?

No, no se trata de eso, me disculpo a mí misma, no sé si con o sin razón, argumentándome que me mueve el cariño o el afecto por esa persona, y es cierto. Pero... en realidad y aunque sea muy en el fondo, e incluso inconscientemente, ¿estoy presuponiendo con esa "pena" que mi opción es la mejor? 

Puedo estar días dándole vueltas..., en primer lugar porque es de un prepotente subido suponer que las decisiones voluntarias que marcan mi existencia puedan ser las más acertadas; y en segundo, porque no es nada fácil empatizar totalmente con otra persona hasta ese punto, al menos no para mí.

Parto del entendimiento y el respeto, por supuesto, eso siempre, faltaría más..., pero voy más allá, hasta lograr meterme en esa otra piel y sentir el convencimiento de que lo que es extraordinario para mí puede no serlo para otros, que lo insatisfactorio para unos, resulta ser la plenitud para los demás.

Mi curiosidad es inmensa..., sana siempre. El ser humano es tan complejo, tan interesante, que no me canso de observarlo y analizarlo con el fin de comprenderlo un poco más cada vez.

Y el premio sin saberlo ni buscarlo, porque lo hay, es el agradecimiento implícito del otro por tu esfuerzo en comprender en vez de juzgar; y lo más gratificante, el crecimiento personal que conlleva abrir la mente y por fin ver otras realidades tan válidas y satisfactorias como la mía.         ; )




2 comentarios:

  1. Hola Ana

    Aunque no siempre es fácil es fundamental no juzgar, intentar ayudar si te lo piden, y si la decisión tomada es errónea se tendrá que confundir quien la tome y aprender de ello. A veces nos gustaría evitarlo pero no es posible. Después de todo, como aprendemos todos? acertando a veces y confundiéndonos otras pero esto va en el aprendizaje y crecimiento de cada uno.
    Un abrazo

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    1. Pero el motivo de esta entrada es llegar al convencimiento de que lo que unos podemos considerar un error en otros, ¡no lo es!, para ellos no Asunta.

      Gracias por tus comentarios y feliz domingo tesoro.

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